Recuerdos creo que tengo muchos, algunos más presentes que otros, y unos poco a poco se han ido borrando de mi mente con el pasar de los años. Lo que si nunca voy a olvidar, es el gran cariño que mi abuelita siempre nos tuvo a cada uno de nosotros y todos los que la rodeamos.
Cuando mis hermanos y yo eramos pequeños, mis papas trabajaban mucho tiempo, nosotros casi siempre estuvimos bajo el cuidado de mi abuelita, recuerdo que cada fin de semana, ibamos por ella a su casa para que se quedara con nosotros toda la semana y poder cuidarnos, o inlcusive había ocaciones en que ella misma llegaba a acudir a nuestra casa los lunes por las tardes. Siempre nos procuro mucho, nos levantaba para ir a la escuela, nos bañaba, y nos llevaba a la escuela, para despues poder ir por nosotros, cuando llegabamos de la escuela, siempre nos tenía lista la comida, mas tarde veíamos las telenovelas, haciamos las tareas, y cenabamos, como recuerdo que las cenas que nos daba eran muy ricas, era algo muy sencillo pero riquisimo, ahh que ricos tacos de frijoles nos preparaba bien chinitos, como ella decía, nos daba té de canela o a veces nos preparaba atole o arroz con leche, todos los días de la semana de lunes a viernes era lo mismo. A mi en lo personal, como me gustaba que ella fuera a la casa, disfrutaba mucho de su estancia con nosotros, siempre me dormia con ella en la misma cama. Cuando la semana terminaba, a veces solía irme con ella a su casa y pasar todo un fin de semana por alla, me gustaba mucho ir, porque mis primos vivían alla, me gustaba ir a jugar con ellos, casi siempre jugabamos a la familia Cacahuate, un juego que nosotros en nuestra imaginación habíamos inventado, como recuerdo que desde la casa de mis primos todos en coro gritabamos ¡ Abuelita Estela! y mi abuelita se asomaba desde lo alto y nos decia: ¡Que quieren! Siempre que le gritabamos era porque si, efectivamente algo queriamos, y ese algo era ir a jugar alla donde ella vivía. A ella no le gustaba que le ensuciaramos la casa, siempre estuvo tan limpia, cuando era noche, nos daba de cenar, o íbamos al pan, yo me dormia con ella, y mis primos se iban a su casa. Los domingos solían ir mis papas por mi, y regresabamos todos juntos a la casa y asi siempre fue la vida.
De los recuerdos que tengo tan marcados es el de una tarde que pase en mi casa, como recuerdo que ese día mi mamá me había comentado que íba a ir mi abuelita, yo me puse muy contenta asi que me salí al patio a esperarla, me subí a un columpio de madera que mi papa nos había construído a mis hermanos y a mi, y asi me comeze a columpiar, para esperar su llegada, como recuerdo que mi abuelita siempre cargaba una bolsa café, que por cierto todavía la guardo yo, en esa bolsa guardaba cosas, como su tejido, comida que a veces llevaba, tortillas, su ropa etc.
Cuando yo me columpiaba, recuerdo que por una de las orillas de la puerta yo buscaba esa bolsa, como señal de que ella ya había llegado, debo de confesar que la espera fue larga, porque mi abuelita nunca llegó, seguramente algo tuvo que hacer ese día que no le fue posible llegar, mi mamá habrá sabido en su momento, aunque seguramente si le pregunto, ese recuerdo ella no lo tenga presente, pero a mi se me quedo tan grabado, todavía me veo en aquel columpio de madera que mi papá nos construyo con mucho cariño.
Cuando mis hermanos y yo eramos pequeños, mis papas trabajaban mucho tiempo, nosotros casi siempre estuvimos bajo el cuidado de mi abuelita, recuerdo que cada fin de semana, ibamos por ella a su casa para que se quedara con nosotros toda la semana y poder cuidarnos, o inlcusive había ocaciones en que ella misma llegaba a acudir a nuestra casa los lunes por las tardes. Siempre nos procuro mucho, nos levantaba para ir a la escuela, nos bañaba, y nos llevaba a la escuela, para despues poder ir por nosotros, cuando llegabamos de la escuela, siempre nos tenía lista la comida, mas tarde veíamos las telenovelas, haciamos las tareas, y cenabamos, como recuerdo que las cenas que nos daba eran muy ricas, era algo muy sencillo pero riquisimo, ahh que ricos tacos de frijoles nos preparaba bien chinitos, como ella decía, nos daba té de canela o a veces nos preparaba atole o arroz con leche, todos los días de la semana de lunes a viernes era lo mismo. A mi en lo personal, como me gustaba que ella fuera a la casa, disfrutaba mucho de su estancia con nosotros, siempre me dormia con ella en la misma cama. Cuando la semana terminaba, a veces solía irme con ella a su casa y pasar todo un fin de semana por alla, me gustaba mucho ir, porque mis primos vivían alla, me gustaba ir a jugar con ellos, casi siempre jugabamos a la familia Cacahuate, un juego que nosotros en nuestra imaginación habíamos inventado, como recuerdo que desde la casa de mis primos todos en coro gritabamos ¡ Abuelita Estela! y mi abuelita se asomaba desde lo alto y nos decia: ¡Que quieren! Siempre que le gritabamos era porque si, efectivamente algo queriamos, y ese algo era ir a jugar alla donde ella vivía. A ella no le gustaba que le ensuciaramos la casa, siempre estuvo tan limpia, cuando era noche, nos daba de cenar, o íbamos al pan, yo me dormia con ella, y mis primos se iban a su casa. Los domingos solían ir mis papas por mi, y regresabamos todos juntos a la casa y asi siempre fue la vida.
De los recuerdos que tengo tan marcados es el de una tarde que pase en mi casa, como recuerdo que ese día mi mamá me había comentado que íba a ir mi abuelita, yo me puse muy contenta asi que me salí al patio a esperarla, me subí a un columpio de madera que mi papa nos había construído a mis hermanos y a mi, y asi me comeze a columpiar, para esperar su llegada, como recuerdo que mi abuelita siempre cargaba una bolsa café, que por cierto todavía la guardo yo, en esa bolsa guardaba cosas, como su tejido, comida que a veces llevaba, tortillas, su ropa etc.
Cuando yo me columpiaba, recuerdo que por una de las orillas de la puerta yo buscaba esa bolsa, como señal de que ella ya había llegado, debo de confesar que la espera fue larga, porque mi abuelita nunca llegó, seguramente algo tuvo que hacer ese día que no le fue posible llegar, mi mamá habrá sabido en su momento, aunque seguramente si le pregunto, ese recuerdo ella no lo tenga presente, pero a mi se me quedo tan grabado, todavía me veo en aquel columpio de madera que mi papá nos construyo con mucho cariño.